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ALEJANDRÍA 300 a.C

El faro de Alejandría (300 a 280 a de J.C.):

Es, fue, una de las grandes maravillas de la antigüedad. Admirado por su belleza y espectacularidad, el Faro de Alejandría alumbró el navegar de miles de marinos, hasta que un seísmo lo destruyó por completo. 


Ahora, varios países de la Unión Europea (Francia, Alemania, Italia y Grecia) está dispuestos a incluir el Faro en el ambicioso proyecto Medistone, concebido para recrear y conservar los monumentos arquitectónicos de la época ptolomea. Y es que la     construcción del Faro de Alejandría comenzó en el siglo III ac, bajo el reinado de Ptolomeo I, y acabó durante el gobierno de su hijo, Ptolomeo II. 

Fue edificado en la parte este de la isla de Faros, a la entrada de la bahía de Alejandría, para guiar a los navegantes que se dirigían a la ciudad, convertida en puerto comercial de carácter internacional, y capital cultural del Oriente conocido. 
Además de su indudable valor práctico, el Faro sorprendía a quienes lo contemplaban con su elegante arquitectura e increíbles dimensiones. Los investigadores creen que su base tenía forma de cubo, la parte media era octogonal, y la de arriba, cónica la construcción más alta de la época, y los espejos que había en su parte superior reflejaban los rayos del sol durante el día, y las llamas del fuego durante la noche.

El Faro de Alejandría pasó así a la historia como una de las maravillas del mundo. Hace poco, arqueólogos franceses lograron encontrar algunos fragmentos del viejo faro en el propio puerto de Alejandría, y los sacaron a tierra firme.
Junto con la Gran Pirámide de Guiza, el faro sobrevivió al resto de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo. Sin embargo, fue severamente dañado por los terremotos de 1303 y 1323 hasta el punto de que el viajero árabe Ibn Battuta escribió que le había sido imposible entrar en las ruinas.
Los restos desaparecieron en 1480 cuando el sultán de Egipto Qaitbey empleó los bloques pétreos de las ruinas para construir un fuerte.


Tras múltiples estudios de documentos históricos, los investigadores realizaron una reproducción digital del Faro, y ahora los estudios se centran en confirmar la causa exacta de su destrucción. 


El proyecto de reconstrucción se ha topado con la sorprendente negativa de Zahi Hawass, el jefe del Consejo Supremo para las Antigüedades, quien opina que la reproducción del Faro sólo hará que disminuir el valor histórico de este gran monumento.
El Faro de Alejandría en dos monedas acuñadas en la época de



El nombre de faro proviene de una torre de unos 180 metros de altura que fue construida bajo el reinado de Ptolomeo II (283-246 a. De J.C.) en la isla de Pharos, frente al puerto de Alejandría. Construido por el arquitecto Sostrato de Gnido, estaba recubierto de mármol. En lo más alto ardía una hoguera durante la noche que se veía desde una distancia de 55 kilómetros. Levantado en una península adelantada a la ciudad egipcia, se consideraba una de las mayores producciones técnicas de la antigüedad. Sobre una base cuadrada se alzaba una esbelta torre ortogonal de unos 100 m de altura. Sobre la plataforma superior ardía por la noche un fuego alimentado con leña y resina. La leyenda dice que Sostratos buscó durante mucho tiempo, para los cimientos, un material que resistiese el agua del mar, y que finalmente construyó la torre sobre gigantescos bloques de vidrio. En 1373 un terremoto destruyó los restos de la torre. Sus ruinas se han buscado en vano.

  

Reconstruccion






Alejandría:

Como si percibiera que algo estaba llegando al final, Alejandría guardaba la mayor biblioteca del mundo, una biblioteca que intentó conservar -esa era su ambición- todo el conocimiento humano. Junto a ésta y por encima de ésta se alzaba el Faro. Junto al faro estaban los mercados y los muelles y almacenes. Junto a ellos, la tumba de Alejandro, después los palacios de los reyes y reinas hermano/hermana, las primeras sinagogas del mundo, templos de las sectas esotéricas, las contadurías de los mercaderes, los burdeles y las tiendas, los perfectos palacios blanqueados de los ciudadanos más ricos y, posteriormente, hileras de grandes iglesias, cada una con monjes quimeristas y huesos de mártires, y una de ellas con las reliquias del mismo San Marcos. Y, todo este tiempo, la ciudad grande y devoradora recorría tan rápida como una máquina su curso diario, y su carrera era mucho más dura y llegaba mucho más lejos que la de muchas ciudades más antiguas. En su día, y si día fue muy largo, Alejandría era el lugar más excitante de la tierra. De todas las ciudades que Alejandro fundó, Alejandría de Egipto era la mayor de todas. Como escribió el mismo César (y César luchó y casi murió en Alejandría), la puerta de Egipto era el faro, aquel faro que se encumbraba y era el símbolo del comercio y de la energía de la ciudad, y también el símbolo del convulsivo orden urbano que Alejandro sembró a través del Oriente antiguo. (John y Elizabeth Romer)


Depósito del saber y relevo de Atenas en nuestra era:

Alejandría era la capital de la provincia de Egipto del Imperio Romano, y en ella residía tanto el prefecto como el comandante militar. La urbe mantenía buena parte de su grandeza y, aunque el Museo, la institución en torno a la cual se agrupaban los principales sabios del momento, había ido a menos, seguía irradiando una importante influencia intelectual (José Angel Martos) Aquí Euclides elaboró la primera geometría y Tolomeo, la astronomía; Eratóstenes había calculado con precisión el diámetro de la Tierra, y Aristarco de Samos incluso avanzó -sin mucho éxito- que la Tierra giraba alrededor del sol 1.800 años antes que Galileo. (José María Casado) Alejandría fue tomando el testigo de Atenas, que empezó a decaer. La Alejandría del siglo IV había perdido ya algo del esplendor de su mejor época. Una parte importante de los fondos de su Biblioteca había alimentado las llamas del incendio del año 48 a.C. provocado por Julio César en su enfrentamiento con Tolomeo XIII, el hermano de Cleopatra. Después, el conjunto de la ciudad había sufrido el castigo de quien paradójicamente era un gran admirador de Alejandro Magno, el emperador Caracalla. Este, que había acudido a Alejandría para frenar el desorden en que se hallaba sumida y, de paso, para visitar la tumba de su emperador preferido -mausoleo que por entonces no había desaparecido-, reprimió con extrema dureza las revueltas que tenían lugar. Posteriores guerras, también en el siglo III, acabaron con la gran Biblioteca. Le sobrevivió la llamada Biblioteca-Hija en la acrópolis de la colina Rhakotis, la zona de la ciudad más alejada del mar. Esta había sido la segunda biblioteca pública de la ciudad, fundada por Tolomeo III cuando la primera se quedó pequeña.




Dinastía Ptolemaica


Ptolomeo I Sóter.
La Dinastía Ptoloméica es aquella fundada por Ptolomeo I Sóter, general de Alejandro   Magno. Esta dinastía gobernó en Egipto durante el período Helenístico desde la muerte de Alejandro hasta el año 30 a. C., en que se convirtió en provincia romana. También se la conoce con el nombre de dinastía Lágida, pues Lagos se llamaba el padre (o presunto padre) de Ptolomeo I.
Ptolomeo I estableció la capital de este reino en Alejandría, una gran ciudad en aquella época. Fue uno de los grandes centros comerciales e intelectuales de la antigüedad.
Esta dinastía adoptó desde el principio las costumbres egipcias. Fue constante enemiga de la dinastía macedonia seléucida. Fue durante el reinado de uno de   sus monarcas (Ptolomeo V) cuando se publicó (en el 197 a. C.) un decreto en tres tipos de escritura sobre una piedra negra que se conoce hoy en día como:







TRANSCRIPCION ALFABETICA





Piedra de Rosetta.






es parte de una antigua estela egipcia de granodiorita con texto grabado que proveyó la clave para el entendimiento moderno de los jeroglíficos egipcios. La inscripción registra un decreto que fue expedido en Menfis en el año 196 antes de Cristo, en favor del rey Ptolomeo V. En el decreto aparecen tres textos: El superior consta de 14 renglones escritos en antiguos jeroglíficos egipcios, el texto medio consta de 32 renglones en egipcio demótico y el texto inferior consta de 53 renglones en griego antiguo. Sus dimensiones son: 112,3 cm de alto (máximo), 75,7 cm de ancho, 28,4 cm de grosor.
La estela, originalmente expuesta dentro de un templo, fue probablemente trasladada durante el periodo copto de cristianismo primitivo o el medieval, para ser usada después como material de construcción de una fortaleza en el pueblo de Rashid (Rosetta) en la delta del Nilo. Fue descubierta en 1799 por un soldado de la expedición francesa a Egipto. Como el primer texto bilingüe conocido, la piedra Rosetta despertó gran interés público por su potencial para descifrar el idioma egipcio antiguo que hasta entonces no se había podido traducir. Copias litográficas y moldes en yeso empezaron a circular entre los museos europeos y estudiosos. Mientras tanto, tropas británicas derrotaban a los franceses en Egipto en 1801 y la piedra original cayó en posesión británica bajo la Capitulación de Alejandría. Transportada a Londres, ha sido exhibida públicamente en el Museo Británico desde 1802. Es uno de los objetos más visitados del Museo Británico.





En algunos omentos de su historia, la dinastía ptoloméica (o toloméica) dominó Cirenaica (al noreste de la actual Libia), así como el sur de Canaán y Chipre.
Su último gobernante fue la célebre Cleopatra. Tras su muerte y la de su hijo, Cesarión (Ptolomeo XV), la dinastía concluyó y Egipto fue anexionado por Augusto al Imperio romano.








Cleopatra VII