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martes, 11 de octubre de 2011

Mágica Soledad de San Miguel de Lillo (Oviedo)



Declarada Patrimonio Mundial 
De la Humanidad por la Unesco 
diciembre 1985





Iglesia de San Miguel de Lillo  (S. IX 848)
Nombre: Iglesia de San Miguel de Lillo o Liño 
Emplazamiento: Oviedo (Principado de Asturias) 
En el Monte Naranco. 
Es de titularidad eclesiastica. 
Estilo: prerománico asturiano siglo IX 
Bajo la advocación del arcangel San Miguel. Citada en el Libro de los Testamentos de la Catedral de Oviedo en los años 857 y 905. 

Introducción
Por arte prerrománico asturiano entendemos una manifestación artística, dada en un determinado periodo de tiempo (los siglos VIII y IX), y en un lugar concreto: el Reino cristiano de Asturias en el comienzo de la reconquista española. Este arte adopta unas caracteristicas especiales. 
Por una parte no es heredero del arte visigodo, aunque lo conoce; no tiene puntos de contacto con el mundo musulman y adelanta algunos elementos del futuro arte románico que en los siguientes siglos se dará en el norte de la Peninsula Ibérica principalmente. 


Es un arte autoctóno que bebe de influencias carolingias, bizantinas u orientales y románas tardias, y por tanto y por su peculiaridad el arte prerrománico asturiano está declarado por la Unesco: Patrimonio de la Humanidad. 

Con la proclamación del rey Ordoño II en el 914 como rey de Asturias y el establecimiento de la capital del reino en la ciudad de León, podemos decir que el arte prerrománico asturiano desaparece. De hecho este rey se autoproclamará desde entonces rey de León y sus ojos se posaran más en el valle del Duero que en las montañas cantabricas de Asturias. 

Durante este periodo se construyen edificios de planta basilical con tres naves, cabeceras tripartitas de testero recto, pórtico de entrada a los pies, compartimentación del espacio interior y algo muy caracteristico de esta época es la construcción de la conocida como camara del tesoro o camara supraabsidial con ventana trifora o bifora encima de la capilla mayor, aunque este tipo de estancia ya se usaba en algunas construcciones visigodas, pero será en este periodo cuando se generalize. 

También en este periodo se introduce la utilización de arquerias murales ciegas adosadas a los muros, de uso bastante común posteriormente en el románico. Los edificios son enlucidos por dentro y por fuera, encontrandose el interior adornado con pinturas murales de tradición tardo romána. 

Se utiliza los pilares de sección cuadrada como medio de separación de las naves, dejando las columnas como elementos de sustentación del arco toral que separa la cabecera central con su nave correspondiente. Se utliza el sillarejo y la mamposteria en los muros y se generaliza el uso de ladrillo para el dovelaje de los arcos. Estos son de medio punto y las techumbres están realizadas con armaduras de madera, utilizandose las bóvedas de cañón para las capillas absidiales. 

En tres grandes periodos podemos dividir el arte prerrománico asturiano: periodo de Alfonso II, periodo de Ramiro I y periodo de Alfonso III. 

Con Alfonso II (791-842) se da un proceso de consolidación de afirmación del arte, provocado principalmente por el establecimiento con carácter definitivo de la capital del reino astur en Oviedo. 

Durante el periodo ramirense es cuando los edificios empiezan a ser abovedados, este momento es el de mayor esplendor del arte asturiano, aunque pasado este periodo, da la sensación que la arquitectura vuelve a dar pasos hacia atras volviendo a formas más arcaicas. Durante este periodo desaparece prácticamente el uso del ladrillo. 

Durante este periodo que llamamos ramirense será cuando se resuelva el problema del peso de la boveda con el uso de arcos fajones y contrafuertes al exterior. Aunque la bóveda de cañon se utilizaba ya en el arte visigodo, no estaba completamente resuelto, exigia que los edificios no fueran grandes y sus muros muy gruesos y con frecuencia y con el paso del tiempo los edificios se derrumbaban. En los edificios ramirenses se usa el arco de medio punto peraltado, sobre todo en Santa Maria del Naranco. 

Con Ramiro I y especialmente en Santa Maria del Naranco aparece el sogueado en las columnas, el estriado en los contrafuertes como elementos propios de la arquitectura asturiana, el uso de arcos fajones sustentados sobre columnas y las arquerías ciegas adosadas a los muros laterales. 
Con Ramiro I esta situación queda solucionada y nos adelanta lo que será en el futuro las bóvedas románicas de cañón. Bien es cierto que todavía las bovedas se construian en piedra toba poco pesada, pero por lo menos los fundamentos del abovedamiento estaban puestos y el arte románico posterior haría buen uso de ello. También durante este periodo vuelve la decoración escultórica al interior de los templos, sobre todo en lo que se refiere a la decoración con figuras humanas que hasta el presente habia estado completamente ausente. 


Periodo ramirense (del rey Ramiro I) 
 Santa María del Naranco
 Iglesia de San Miguel de Lillo
 Iglesia de Santa Cristina de Lena 




Cruz Visigoda
"Estableció en Oviedo todo el orden de los godos, disponiendo todas las cosas, tanto para la Iglesia como para el palacio, según se habían observado en Toledo"


Desde nuestro punto de vista, esta frase del Cronicón Albeldense sobre Alfonso II el Casto que reinó en Asturias durante 51 años (791-842) en el principio de la Reconquista, tiene mucho más trascendencia en la Historia de España de la que hasta ahora se le ha atribuido.




Es importante tener en cuenta que, durante la monarquía visigoda, por primera vez los habitantes de la península ibérica habían dejado de depender de una potencia exterior, que además se había conseguido la unificación de todo el territorio peninsular y que, desde la conversión de Recaredo al cristianismo, existía un buen nivel de integración social y religiosa aunque en el plano político hubiera muchos problemas. Todo lo que conocemos sobre los nuevos reinos cristianos nos indica que su objetivo, sobre todo en el caso del originado en los Picos de Europa a partir de la batalla - o más bien escaramuza - de Covadonga, era la reconstrucción de esa monarquía visigoda, lo que significaba liberarse de la nueva dependencia de un pueblo extranjero, y la recuperación de todos sus territorios. El éxito a la larga fue evidente, hasta el punto de que si comparamos el mapa de la España Visigoda a fines del siglo VII y el de la España de Felipe II, en el momento de mayor apogeo del Imperio Español después de nueve siglos de reconstrucción, nos encontramos que son prácticamente idénticos. En ambos casos el territorio estaba formado por toda la península ibérica y una parte muy semejante del sur de Francia.
Al producirse la invasión árabe, los hispano-romanos, acostumbrados a vivir bajo dominación extranjera durante casi un milenio, se adaptaron sin demasiados problemas a la nueva situación ya que los árabes les trataron con una gran tolerancia, pero una parte importante de los godos pudo escapar y refugiarse en las montañas del norte formando, con la colaboración de los pueblos autóctonos que siempre habían demostrado su espíritu de independencia ante los sucesivos conquistadores de la península, dos núcleos de resistencia, uno en Asturias y otro en Cantabria y en ambos casos dirigidos por la nobleza visigoda, que se fusionaron casi inmediatamente mediante alianzas matrimoniales y crearon la monarquía asturiana. Esta monarquía se definió desde el principio como continuación de la visigoda y en los primeros tiempos fue también electiva, entronizando siempre como reyes a personas a las que se podía atribuir una genealogía, no siempre demostrada, como descendientes de las familias reales visigodas. De acuerdo con el mismo objetivo, también hizo todo lo posible como se dice en el Cronicón por restablecer las estructuras sociales, religiosas y administrativas existentes en el desaparecido reino visigodo; por ejemplo se mantuvo la misma forma de reparto de las tierras sin dueño reconquistadas, algo que influyó de forma muy significativa en toda la organización social y política española en los siglos posteriores. Será fundamental tener en cuenta esta vocación de continuidad, que fue la base de la monarquía asturiana, a la hora de analizar las características del arte que se desarrolló en los dos primero siglos de la Reconquista.
Dentro de este proceso continuado de "Reconquista", es decir de recuperación de todos los territorios perdidos ante la invasión árabe, se considera Arte Prerrománico Asturiano al conjunto de manifestaciones artísticas que se produjeron entre el año 722, fecha no confirmada de la batalla de Covadonga, y el 910, año en que, a la muerte de Alfonso III el Magno, su hijo Ordoño II traslada la corte a León. En esta fecha ya ha aparecido una nueva corriente artística, el llamado "Arte Mozárabe", generada por los cristianos que, viviendo hasta entonces en territorio árabe, comienzan a emigrar a las zonas reconquistadas trayendo con ellos, además de un renovado espíritu visigodo que habían mantenido durante los doscientos años de dominación, un importante bagaje de nuevos conocimientos artísticos y técnicos aprendidos en Al-Andalus.

A lo largo de estos dos siglos, el pequeño reino que sólo ocupaba la parte más escabrosa de los picos de Europa fue extendiéndose, primero por toda Asturias y Cantabria, luego por Galicia, que adquirió gran importancia a partir de la "invención" del sepulcro del Apóstol Santiago y el comienzo de la leyenda de "Santiago Matamoros" y de las peregrinaciones a Compostela, y finalmente por Portugal, León, las provincias vascongadas y Castilla hasta ocupar prácticamente todos los territorios al norte del Duero. Al mismo tiempo su capital, y por lo tanto sus nuevas edificaciones religiosas y civiles, fueron trasladándose desde la inicial en Cangas de Onís, primero a Pravia luego a Oviedo, diseñada y construida a imagen y semejanza de la Toledo áulica, y finalmente a León cuando Oviedo resultó demasiado lejana y poco accesible para el control y la defensa de los nuevos territorios.  


CENTREMONOS AHORA EN EL ARTE



ARQUITECTURA PALEOCRISTIANA, NORTEAFRICANA, BIZANTINA Y VISIGODA DE TRANSICIÓN.
De todos estos etilos e influencias prácticamente no nos queda nada en pie, solo algunas ruinas y cimentaciones. Fue una arquitectura realizada por los nuevos habitantes bárbaros y por los residentes "romano bizantinos". Todos ellos utilizaron material y técnicas romanas.

ARQUITECTURA HISPANO-VISIGODA.
Nos quedan algunos ejemplos aislados de edificios religiosos. También utilizaron técnicas romanas, pero con estéticas innovadoras. Constituyen un grupo excepcional y bastante uniforme de pequeñas iglesias, en general de diseño y confección muy apreciable.

ARQUITECTURA ASTURIANA. Particularísima expresión arquitectónica, realizada por la sociedad que resistió a la invasión musulmana en la cornisa cantábrica. Mantiene ciertas características de la arquitectura visigoda mezcladas con singulares aportaciones propias.

ARQUITECTURA MOZÁRABE Y DE RECONQUISTA. En principio se denominan así a las artes realizadas por los cristianos que mantuvieron sus creencias y ritos dentro del territorio musulmán. Como es lógico, las influencias estéticas de estos, son evidentes. Hemos incluido dentro de este apartado artístico, a la denominada arquitectura de reconquista, creada después de que las poblaciones pasasen al dominio cristiano. Estas construcciones, ya en territorio cristiano desde su origen, mantuvieron la estética de muchos años de dominación musulmana.
SAN MIGUEL DE LILLO





La planta original del fragmentado templo palatino de Lillo, independientemente de sus exactas y precisas dimensiones primitivas, responde a la tipológia común a las iglesias asturianas de la época: planta basilical de tres naves con disposición del ámbito de arquerías apoyado en columnas con una cabecera tripartita destruida, orientada al este, y un cuerpo de entrada, que alberga el vestibulo sobre el cual se encuentra situada la tribuna regia abóvedada.
Interior Nave principal

Planta


Alzado

A sus lados, y simétricamente dispuestos, se abren dos escaleras de acceso a la misma. La nave central tendria unos 11 metros de longitud, estando separada de las naves laterales norte y sur por sendas arquerías con arcos de medio punto peraltados, apoyados en capiteles que, en número de cinco, descansarían sobre cuatro columnas exentas y dos entregas. En la actualidad, solamente conserva el primer intercolumnio de cada una de las dos arquerías. 
La altura de la iglesia es tres veces el ancho de la nave central. 
La planta basilical, de 20 metros de longitud, estuvo formada por tres naves, la central más ancha y alta que las laterales. Cabecera tripartita y a los pies del templo, un vestibulo, la tribuna real, escaleras y varias dependencias. Se cubre con bóveda de medio cañón apoyada en arcos fajones. Se especula acerca de la posible existencia de dos estructuras a los lados simulando el aspecto de transepto pero todavia no esta demostrado. Se conserva el primer tramo de los cuatro de que constaba. 



Hoy dia sus medidas son 10 metros de ancho por 11 metros de largo. La forma definitiva en que podemos verla hoy dia data de 1.838

Es un edificio completamente abóvedado en el que el arquitecto ha buscado compensar las cargas de la nave central, con las bóvedas de cañon de las naves laterales y el pórtico. Las naves se encuentran separadas mediante columnas (hasta este momento en el arte prerrománico se empleaban pilares), cuyas bases contienen una curiosa decoración escultórica. 
El vestíbulo y el arranque de las tres naves es lo que queda de la primitiva planta. Sobre el vestíbulo se halla la tribuna real, a la que asciende por angostas escaleras, y en la tribuna hay dos pequeñas estancias, a sendos lados, posiblemente para descanso del rey y de la reina, en ceremonias largas. Sobre la tribuna hay otra pequeña estancia, que no tiene acceso. Las cubiertas son de bóveda de medio cañón formuladas en tramos que alternan sus ejes entre sí -transversal y longitudinal- y, al propio tiempo, con los de la nave central. 

Las cubiertas de las naves que han llegado hasta nosotros adoptan una configuración peculiar. La bóveda que recubre la nave central sigue un eje oeste-este mientras que las laterales se colocan perpendiculares al mismo, es decir, de norte a sur. La gran altura a las que están dispuestas (once metros la central y ocho las laterales) condiciona el uso de un material ligero para su construcción. Se recurre por ello a la piedra toba como ya se hizo en Santa Maria del Naranco. 

Exteriormente los muros son recorridos por contrafuertes y en ellos se abren huecos que se adornan con celosias de piedra completamente trabajadas. De la totalidad de las celosias del monumento, se conservan cuatro originales. 



La iglesia carece del típico vestíbulo exterior de las iglesias asturianas. Su fachada occidental (puerta principal) tiene una altura de nueve metros hasta la divisoria de aguas de la techumbre. 
En la parte superior de la puerta, con dovelaje de ladrillo y con signos de reformas posteriores se abre un vano cegado, al que se sobrepone una celosía, de factura contemporánea. En los lienzos externos laterales se abren, a elevada altura, sendas celosías, que iluminan, con su tamizada luz, los accesos interiores a la tribuna. El conjunto de la fachada está flanqueada pro dos contrafuertes, cuya función de contrarresto no se corresponde en el interior con columnas adosadas. 
En las jambas de la puerta de ingreso, hay dos grandes piezas monolíticas de piedra con relieves que reproducen motivos de un diptico de marfil bizantino del siglo VI (506). Con seguridad el monarca poseía una copia que hoy día no se conserva. Su uso como modelo se ha interpretado como signo de poder real. 

Elevada importancia artística tienen estas jambas, situadas a ambos lados de la entrada del templo. Estan divididas en tres superficies rectangulares, rodeadas por variados motivos ornamentales, que muestran un perfil de soga tipicamente ramirense. Las piezas ofrecen una especial relevancia al conocerse el motivo original que inspiró al artista que efectuó la talla. El modelo de inspiración es el díptico consular romano-bizantino ejecutado en marfil del consúl Aerobindus (506 d.c.) del que se conserva un ejemplar en el Museo de Leningrado (San Petersburgo) y en el Museo de Cluny (París). La talla del díptico, representa al consúl sentado en un subsellium y acompañado de dos acólitos; sostiene un cetro en la mano izquierda y la mappa (pañuelo que contiene arena) en la mano derecha, el cual, en el momento en que fuera echado a la arena del circo señalaría el inicio de los juegos. La disposición de estas imagenes ha sido trasladada, con especial fidelidad, a la decoración de las jambas. 
Detalle de la Jamba
El cuadro escénico del centro se decora con episodio de los juegos en el que se representa a un saltimbanqui que, ayudado de un bastón o pértiga, salta sobre un león; en su extremo un hombre esgrime un látigo en su brazo levantado. El tercer cuadro escenico es una repetición del primer cuadro superior. Las jambas constituyen una de las escasas muestras de un tipo de escena no religiosa situadas en las entrada a un templo palatino altomedieval en Europa. Sólo en Bizancio existierón representaciones paganas de esta clase. 



Esta decoración escultórica es de gran interes y refleja tanto el influjo bizantino como el oriental, a los cuales el arte prerrománico se vió sometido en esa época
En el exterior de Lillo, los contrafuertes dan a la obra una imagen esbelta y agraciada. Asimismo, las ricas celosias que adornan sus ventanas, obligan a que la vista se pose en estos admirables objetos donde rosetones y circulos entrecruzados, dotan a la piedra de una singular belleza. 


También hay que destacar las trabajadas celosías que cubren los huecos exteriores. 

Las celosias de la iglesia en su parte exterior son otro de los elementos decorativos de esta iglesia de las seis originales se conservan tres.
De las multiples celosías que originariamente tendría la iglesia solamente se conservan, actualmente, tres y un rosetón calado, ubicado en la pared occidental del muro que cierra la cámara ciega.


Un interés artistíco singular lo reviste la celosía de la ventana abierta en el muro del mediodia. Está tallada en una pieza única de piedra, monolítica, de 1'80 metros de alto por 0'90 metros de ancho. Está envuelta por un fileteado de característico de doble sogueado diferenciandose dos partes: la superior está compuesta por un tímpano de rica tracería de delicados circulos torneados entrecruzados. La parte inferior consiste en un enmarque y triple arcada con doble sogueado que apoya en estilizadas columnas con fuste sogueado, coronadas por capiteles corintios. 

Pongo este video de los muchos que hay pq la atraccion es el guia...no tiene desperdicio.......
el tío es para filmarlo ......lástima que nadie le sacara la cámara para inmortalizarlo



Bueno, despues del dolorazo de cabeza causado por nuestro super guia anterior, y tragada la correspondiente aspirina genérica!!!! (no olvidemos esto ultimo) y como queria terminar esta entrada al blog HoY!! coronando a la explicacion de San Miguel de Lillo con  una introduccion al Palacio de Santa Maria del Naranco.....
...un abismo!!  entre el video anterior y el que dejo ahora....que diria que este  es hasta poético
Se entendera mejor a San Miguel de Lillo si no desconocemos la existencia de Sta María del Naranco



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