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lunes, 18 de julio de 2011

Botticelli......y su PrImAvErA.....


...y donde vayais,
entrelazad así el extraño nudo,
para que el observador apenas pueda saber
qué cabos son del Placer, y cuales no...
Entonces, como todas las acciones de la humanidad
no son sino un Laberinto, o enredo,
que vuestras danzas se entremezclen,
pero sin confundir la mirada de los hombres.
Mas mesuradas, y tan numerosas además,
que los hombres puedan leer cada acto vuestro.
Y cuando vean el encuentro de las Gracias,
admiren la sabiduría de vuestros pasos.

Ben Jonson, El Placer reconciliado con la Virtud



Alessandro o Sandro Filipepi, que ha pasado a la historia con el nombre de Botticelli. Nació en el año 1445 en el barrio de Santa María Novella, en Florencia, junto a la iglesia de Ognissanti y cerca de las casas de la poderosa familia Vespucci, con la que su padre estaba en buena relación de amistad. Los Vespucci serían protectores de Botticelli.
Su padre, Mariano Filipepi, era curtidor de pieles y tenía cuatro hijos varones. Acerca de Botticelli su padre declara: "Mi hijo, Sandro, de trece años de edad, stá a legere é malsano" , se suele interpretar como "va a la escuela" y "es enfermizo".
Hacia 1464 Botticelli entra en el taller de Fra Filippo Lippi, de donde saldrá a los 22 años en el año 1467 cuendo deja Florencia para dirigirse a Spoleto. Señalan a Fray Filippo Lippi como maestro de Botticelli.
Barrio de Sta. María Novella
El 9 de Octubre de 1469 el maestro Filippo fallece en Spoleto, al año siguiente Botticelli monta su propio taller y desde el 18 de Junio al 18 de Agosto de 1470 ejecuta una obra de notable prestigio y de amplia resonancia pública: la tabla con la fortaleza para el Tribunale della Mercatanzia.
En 1472, el nombre de Botticelli aparece citado en los libros de la Compañía de San Lucas (gremio de los pintores) donde, ese mismo año, se halla como discípulo suyo Filippino Lippi, hijo de Fra Filippo. Filippino había nacido en 1457; contaba entonces con 15 años de edad. Durante casi todo un decenio figurará como colaborador de Botticelli.
A principios de 1474 el artista terminó una tabla de San Sebastián (antes en la iglesia de Santa María Maggiore, en Florencia; y hoy en los museos de Berlín).
Ese mismo año de 1474, Botticelli se dirige a Pisa donde le habían encargado la continuación de la serie de los frescos iniciada por Benozzo Gozzoli en el Camposanto. Como muestra realizó una Asunción, al fresco, pero la obra no se terminóy el encargo quedó incumplido. LaAsunción fue destruída en 1583.
Por éstos años se establecen las relaciones del pintor con la casa de los Médicis, dueña reconocida del estado Florentino. Pinta el estandarte de un torneo realizado en 1475 en la Plaza de la Santa Cruz. Botticelli aparece, en especial, entregado a la realización de varios retratos de los Médicis o de personajes a ellos vinculados. Como por ejemplo: Retrato de Hombre con la medalla de Cosme el Viejo (ver figura 2) (Uffizi, Florencia), personaje no identificado pero que el artista representa con gran vigor; el Retrato de Jiuliano de Médicis (ver figura 3) (Academia de Carrara, Bérgamo) que el artista reitera en varios lienzos.; Retrato de joven (ver figura 4) (Galería Pitti, Florencia).
Botticelli se trasladó a Roma junto con Cosimo Rosselli, Domenico Guirlandaio y Pietro Perugino (27 de Octubre de 1480) para realizar los frescos de las paredes de la Capilla Sixtina. 


Dejará Roma hacia finales de Febrero de 1482. El día 20 fallece su padre: el regreso a Florencia es definitivo y la Señoría le encarga junto con los pintores del momento, la decoración y los frescos de la Sala de los Lirios en el Palacio de los Priores (5 de Octubre de 1482).
La aparición de la vida política Florentina de Fray Jerónimo Savonarola no le es indiferente a Botticelli; se irá imponiendo su interés por los temas religiosos. En los años de 1489/90 es posible situar la ejecución de una Anunciación que realiza para los cistercienses (hoy en el museo de los Uffizi, Florencia).
La influencia savonaroliana deja huellas en sus obras, que aprecen cada vez más aisladas y visionarias en el ambiente artístico.





Reconocer al pintor.:
Estudiar la obra de Botticelli no se limita a realizar un análisis exhaustivo de sus creaciones, sino que conlleva el examen de toda una época. Su formación y su madurez coinciden con un momento de esplendor artístico bajo el mecenazgo de los más grandes amantes de las artes que ha visto la Historia. Todo ello en la ciudad de Florencia, cuna del intelecto. Filósofos, pintores, escultores y arquitectos alcanzarán el éxito en una etapa marcada por el gobierno de los Médicis. Entusiasmados con las corrientes filosóficas del momento, protegerán a los ideólogos más importantes del siglo. Marsilio Ficcino, Cristoforo Landino o Pico della Mirandolla serán tres de las figuras más destacadas de la Academia neoplatónica.
Por tanto, la obra de Botticelli no escapa a la riqueza intelectual de estos años. Sus cuadros contienen toda una simbología difícil de desentrañar, por lo que para realizar esta labor es necesario tener en cuenta la literatura y las tendencias ideológicas predominantes. Así, La Primavera, “El Nacimiento de Venus” o “El dominio de Palas sobre el Centauro” contienen un significado que va más allá de la mera interpretación pictórica.
Exquisito y refinado en el dibujo, enriquece sus composiciones con una amplia gama cromática que hereda de sus maestros. Los grandes fondos arquitectónicos y los contornos marcados son dos rasgos constantes en sus composiciones. Aunque uno de los elementos que verdaderamente distingue su obra del resto de sus contemporáneos es la melancolía de sus personajes. La firma de Botticelli se hace presente cuando el pintor envuelve todo este cúmulo de características en un ritmo y una cadencia que trasforma los trazos y colores en notas musicales.
Una muestra de los rostros de los personajes más poderosos del quattrocento, un recorrido por los planteamientos literarios y filosóficos, a través de la figura de Venus, o el reflejo de los sentimientos religiosos configuran el total de la producción de este autor. En esta relación hay que recordar aquellos temas de carácter profano, cuya fuente de inspiración se encuentra en las historias del “Decamerón”, en la “Divina Comedia” o en los avatares de sus antepasados. La propaganda política en un momento de intrigas y conspiraciones será otro de los motivos que ocupen parte del legado del toscano.


LA PRIMAVERA.....


Botticelli: La primavera 1477-78. 203 x 314 cm. Temple sobre tabla.
Galleria degli Uffizi, Florencia . 

Es una obra pintada en torno a los años 1478-1482, con la técnica del temple sobre tabla, que actualmente se encuentra en los Uffizi de Florencia.
Nombrar a Florencia es sin lugar a dudas nombrar una de las cunas delarte universal.  
Inmensamente rica gracias a sus bancas y la actividad comercial, fueron sus gobernantes, los Médicis, quienes volcaron esas riquezas en aras delarte, convirtiéndose en mecenas y patrocinadores de innumerables artistas que marcaron la historia, como Miguel Angel, Boticelli yLeonardo Da Vinci. 


La Primavera es una de las obras maestras del pintor renacentista Italiano Sandro Botticelli. Esta obra posee unas dimensiones de 203 centímetros de alto por 314 centímetros de ancho y responde la técnica pictórica del temple sobre tabla. 
Antes de entrar en el análisis detallado de la pintura, hay algo que destaca mucho del cuadro y es su enorme formato en relación con lo habitual de la época. Las pinturas de estas dimensiones, se reservaban siempre para la representación de los temas sacros. 
Inspirada en fuentes literarias, en realidad se trata de una especie de emblema mitológico del amor platónico, tema muy apreciado por la escuela neoplatónica florentina. Esta escuela se desarrolló en la corte de Florencia en torno a los Medicis y estuvo liderada por Marsilio Ficino y Pico della Mirandola, teniendo notables seguidores, entre los que destaron en el siglo XV, el pintor Sandro Filipepi, más conocido por Boticelli, representante de la vía no cientifista de la pintura florentina de dicho siglo.
Podemos distinguir 6 zonas o partes y 9 figuras que se independizan al mismo tiempo que forman el cuadro en su escena:





 La Primavera; representa a los dioses clásicos casi desnudos y a tamaño natural. La escena responde a una atmósfera de fábula de carácter mitológico en la que se está celebrando un rito de primavera alejándose así de la pintura religiosa. 
Flora: Es la única figura del grupo que mira al observador y que tiene la intención de esparcir sus flores más allá de la escena meramente representada. 
  
La ninfa Cloros: Flora recoge en su vestido las flores primaverales que brotan de la boca de la ninfa Cloros. 
  

En el centro de la imagen, sirviendo además de eje compositivo nos encontraríamos con Venus, destacada no tan solo por la posición preminente, sino porque en torno a su cabeza, se dibuja una especie de aureola con la vegetación. Aparece representada con los atributos de una mujer casada, simbolizaría la fuerza creadora del orden natural. Sobre ella se encuentra Cupido, que lanza una de sus flechas hacia una de las ninfas que acompañan a Venus.
Cupido: Revolotea sobre la figura central de La Primavera de Botticelli, Venus. Cupido se dedica a lanzar sus pequeños dardos hacía una de las tres Gracias


Las tres Gracias: Están representadas como tres jóvenes casi desnudas y luciendo elaborados peinados. Son las servidoras de Venus y reciben el nombre de Gracias debido, danzando en corro, se las representó en el arte grecorromano. 







A la izquierda (del espectador) se representan las Tres Gracias, las servidoras de Venus, muy apreciadas por los neoplatónicos, que les van a atribuir las mismas virtudes que a la diosa. Aparecen realizando una especie de danza, vestidas con telas semitransparentes, correspondiéndose la que está más a la izquierda del cuadro con “Voluptas”, la de la derecha con “Pulchritudo” y la que está de espaldas, hacia la que apunta la flecha de Cupido, con “Castitas”, que precisamente se vuelve hacia el dios Mercurio, pintado a la izquierda de la composición.



Mercurio, mensajero de los dioses, sería también el nexo de unión entre la tierra y el cielo.
Mediante este complejo relato se trataría de crear uno de los círculos neoplatónicos del Amor. Éste surge en la tierra mediante la pasión (representada por la actitud de Céfiro) y regresa al cielo como contemplación (la de “Castitas” hacia Mercurio y la de éste hacia el cielo). Esto para un neoplatónico es lo mismo que decir que el amor carnal no es el verdadero (así desaparece al tocarlo, igual que Cloris), sino que debe convertirse para que sea real, en un amor contemplativo, espiritual e idealizado (platónico).

La rememoración de este tipo de mundo se hace mediante la ausencia de perspectiva, para construir un escenario que no sea real. El protagonismo, como es característico del pintor le corresponde a la línea que marca un suave ritmo ondulante, haciendo parecer a las figuras como bailarines de un mundo ajeno al real. La composición se estructura a base de triángulos, contribuyendo a dotar aún más al cuadro de sensación de serenidad. La luz es homogénea, no crea sombras ni aparece claramente identificada y con respecto al color, predominan los tonos suaves, destacando los complementarios, como el rojo y el verde.



Céfiro: Dios del viento benigno representado con colores fríos mientras busca el amor de la ninfa. Sopla la dulce brisa que hace posible la primavera. 
  
Todas las figuras destacan en la composición por el contraste que ejercen con el fondo oscuro y la claridad de su piel y sus ropajes.Botticelli opta claramente por un formato monumental, con figuras a tamaño natural, y todo esto lo compagina con una gran atención al más mínimo detalle. 

Todos los personajes están situados en un paisaje de naranjos, árboles tradicionalmente relacionados con la familia Médicis. En suelo es una capa de hierba muy oscura con flores típicamente toscanas. También existen otros tipos de flores que Flora porta en su cabeza y ropaje como las violetas. 


Céfiro, uno de los vientos, que persigue a la ninfa Cloris que, en el momento en que éste la toca empieza a expulsar flores por la boca para transformarse en Flora, diosa de la vegetación y de las flores, que nos mira sonriente a la vez que parece ir esparciendo las flores que conforman su vestido.



Venus: Es eje a la composición. Está representada como una Madonna. Aparece enfundada en un vestido y un manto, que caen de forma asimétrica, como en el caso de Mercurio. Es el centro físico del cuadro y también el centro moral, al simbolizar y ser representada como la creadora de la Naturaleza, que hace nacer y crecer a los seres vivos.


La belleza está en los ojos de quien mira, dice el famoso enunciado. Y ciertamente así es, la belleza es algo subjetivo que involucra las sensaciones que siente alguien ante la visión de algo o alguien.   Y ésto desde luego, está influenciado por su cultura, sus creencias, sus deseos, sus gustos, sus formas de vida.  

la belleza de las mujeres que pinta Botticelli es una mezcla entre tristeza, melancolía, quietud, tranquilidad y dulzura.

Al ocultar su mirada, se dejan mirar, y nunca nos regañarían por mirarlas tan fijamente.
Las mujeres de Botticelli nunca tienen una alegre sonrisa. Les está prohibido expresar emociones fuertes, ni alegría ni horror. Expresan también, de este modo, un corazón muy sensible, necesitado de cariños y dulzuras. ¿Quién no podría querer a un ser tan sensible y recatado? Se las hace atractivas con esta personalidad sosegada, dócil y amorosa. ¡Y no les grites porque están a punto de llorar!
Muchas veces, las mujeres solo están concentradas en pensamientos propios, una vida interior que nos atrae curiosamente por su misterio.
Y otro aspecto muy importante en este estilo son los elementos decorativos. Son como pequeños regalos que intentan animar a las melancólicas figuras. Brillantes dorados, telas con preciosas texturas, flores, pequeñas hojas… Todo realizado con la llamada “linea sensible” que contornea las formas suavemente y enlaza unos elementos con otros.
Y por último, todo bañado con una luz suave, sin sombras y luces muy contrastadas, sino con degradados armoniosos y de tonos claros.
Así pues, estos son algunos de los trucos que utilizaba Botticelli para que sus preciosas doncellas nos agradasen y encandilasen. Y lo conseguía sin duda



Soy mujer y nunca lo diria ni mejor ni tan explicito  que como lo hacen en este blog:

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